15 junio 2009

~ Un Árbol Florecido de Lilas ~



{ I }

Él, se sentó a esperar bajo la sombra de un arbol florecido de lilas.

Pasó un señor rico y le preguntó:
¿Qué hace usted, joven, sentado bajo este árbol, 
en lugar de trabajar y hacer dinero?
Y el hombre le contestó:
-Espero...

Pasó una mujer hermosa y le preguntó:
¿Qué hace usted, hombre, sentado bajo este árbol, 
en lugar de conquistarme?
Y el hombre le contestó:
-Espero...

Pasó un chico y le preguntó: 
¿Qué hace usted señor sentado bajo este árbol, en vez de jugar?
Y el hombre le contestó:
-Espero...

Paso la madre y le preguntó: 
¿Qué haces, hijo mio, sentado bajo este arbol, en vez de ser feliz?
Y el hombre le contestó:
-Espero...


{ II }

Ella salió de su casa dispuesta a buscar:
cruzó la calle, atravesó la plaza, 
y pasó junto al árbol florecido de lilas.

Miró rapidamente al hombre,
Al árbol, pero no se detuvo,
Había salido a buscar. Y tenia prisa.
Él, con una sonrisa, la vio pasar.
Alejarse...
Hacerse un punto pequeño.
Desaparecer...
Y se quedó mirando el suelo nevado de lilas.

Ella fue por el mundo a buscar,
por el mundo entero.

En el Norte había un hombre con los ojos de agua.
Ella preguntó:
¿Sos el que busco?
-No lo creo. Me voy... -dijo el hombre con los ojos de agua-.
Y se marchó.

En el Este, había un hombre con las manos de seda.
¿Sos el que busco?
-Lo siento, pero no... -dijo el hombre con las manos de seda-.
Y se marchó.

En el Oeste había un hombre con los pies de alas.
Ella preguntó ¿Sos el que busco?
-Te esperaba hace tiempo. Ahora no... -dijo el hombre con los pies de alas-.
Y se marchó.

En el Sur había un hombre con la voz quebrada.
Ella pregunto- ¿Sos el que busco?
No. No soy yo... -dijo el hombre de la voz quebrada-.
Y se marchó.


 { III }

Ella siguio por el mundo,
Buscando...
Por el mundo entero.

Una tarde subiendo una cuesta, encontró a una Gitana,
la Gitana la miró y le dijo:
-El que buscas te espera en el banco de una plaza.


Ella recordó al hombre con los ojos de agua.

Al hombre que tenia las manos de seda.
Al de los pies de alas.
Y al que tenia la voz quebrada.


Y después, se acordó de una plaza
y de un árbol con las flores de lila.
Y de aquel hombre que 
sentado a su sombra,
la había visto pasar con una sonrisa.

Dió media vuelta y empezó a caminar sobre sus pasos.
Bajó la cuesta.
Y atravesó el mundo.
El mundo entero.

Llegó a su pueblo.
Cruzó la plaza.
Caminó hasta el árbol florecido de lilas.
Y le preguntó al hombre que estaba sentado bajo su sombra:
-¿Que haces aqui sentado bajo este arbol?
El hombre que estaba sentado en el banco de la plaza le dijo, 
con la voz quebrada:
Te espero...
Después levantó la cabeza.
Y ella vió que tenia los ojos de agua.
Le acarició la cara.
Y ella supo que tenía las manos de seda.
La invitó a volar.
Y ella supo que tenía también los pies de alas.


M. T. ANDRUETTO

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